Ayer concedieron a Ana María Matute el Premio Cervantes de las Letras. Los medios de comunicación nos decían que estaba feliz, y este hecho también me hace feliz a mí, no solo como mujer, sino como amante de la lectura. Como mujer porque pienso que ya era hora que recibiera este merecido reconocimiento. No olvidemos que empezó a escribir a los 17 años y tiene 85 en la actualidad, y en estos años no ha dejado de escribir y de recibir premios. Desde aquella mención especial del Premio Nadal en 1947, multitud de premios han avalado su prolífica obra tanto infantil y juvenil como la literatura para adultos, una obra marcada por el realismo de la época en la que le tocó vivir.
Y como amante de la cultura porque tuve la suerte de conocerla hace unos años en Daimiel en un Homenaje que se le hizo, y me pareció una mujer coloquial, cercana y erudita.
Gran lectora, dicen que a pesar de sus años todavía lee, piensa que, aunque su cuerpo es viejo, su corazón sigue siendo joven. Un ejemplo para toda mujer, y para todo aquel que opina que la edad es un impedimento para vivir.